lunes, 16 de mayo de 2016

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Jorge Macchi
en Perspectiva
por Pilar Altilio
Curada por Agustín Pérez Rubio, la muestra está organizada en diferentes núcleos temáticos. Gran parte de las obras fueron producidas especialmente por MALBA para la ocasión y se presentan por primera vez en el país, luego de haber sido exhibidas en importantes bienales, ferias y muestras alrededor del mundo.
Casi imposible pasar rápido por sus obras. En el sitio, poniendo el cuerpo y la atención se inicia una especie de análisis reflexivo de ida y vuelta con aquello que está ahí, rodeando nuestras ideas y produciendo un diálogo. Algunas veces es una pauta simple en donde el reconocimiento de un esquema o de un vocabulario nos pone cómodos en seguida, otras es un juego donde la primera capa dice una cosa que en la medida que seguimos ahí comienza a vislumbrarse otra y más.
Artilugios bien pensados por Jorge en su plan de producción que dejan ver algunas vertientes donde el mismo artista reconoce el influjo. Como ejemplo podemos citar las acuarelas, tan bien desarrolladas donde se intuye claramente que Macchi tiene oficio y que algunas de sus paradojas se emparentan con René Magritte y el surrealismo en su base más interesante, cuando te recuerda que aquello que estás viendo no es lo que estás reconociendo sino pura ficción y sistemas de representación. En otros casos, el espacio gana un sentido donde la arquitectura juega a ser esquema de significación. Pasa en los relojes, que producen una tensión constante en donde lo que debe acontecer queda imposibilitado. Y en todos, el título es un señalamiento expreso, una puerta de acceso.
Macchi reconoce en el reportaje, extenso e inspirador para cualquier lector, que uno de sus vuelcos significativos se produce cuando ve por primera vez la obra de Haim Steinbach, en compañía del gran Pablo Suarez en la galería parisina Yvon Lambert. “Lo que veías eran los estantes, con dos, tres cascos y un ventilador. Y pintado en una pared al fondo –eso no me lo voy a olvidar jamás- decía “YO”, así en español” rememora. Esto no tenía mucho sentido para él pero fue sustancial para entender que lo que estaba pasando sucedía en medio, “en el entre”. Y también en la subversión de lo que estamos acostumbrados a entender. Los mapas, las guías de ciudades o los obituarios se vacían para entrar en esa indisciplina del sentido y ganar otras significancias.
Es uno de los artistas argentinos que tiene mejor discurso sobre su obra, quien lo haya escuchado sabe que es agudo observador y puntual para describir su trabajo, accediendo a considerar con humor a sus propias flaquezas y derivas. También es muy interesante lo que puede hacer con mínimos elementos: clavos, lámpara y pared por ejemplo en Fuegos de artificio de 2002. El material más simple, más a mano se transforma en adecuado y da cuenta de su necesidad de hacer obra.
El catálogo libro, muy bien diseñado con un tipo de letra y tamaño amigable para su lectura, da cuenta de sus relaciones con el teatro y con la música. Ha elaborado proyectos en los que trabaja en colaboración interceptando texto, sonido e imagen que salen de observaciones sobre algunos elementos del entorno, cotidianos pero que le sirven para buscar esa analogía paradojal donde a veces las cosas están ahí y otras se producen mientras está en acción sobre la obra.
Otra cualidad distinguible es la eficacia del recurso, que el elemento elegido dé de sí lo mejor que tiene, algo verificable en el ventilador de techo que roza las paredes del ángulo, Fan de 2013. O el sugestivo, curioso y a la vez humorístico Accidente en Roterdam de 1998.
El plano de la agudeza como humorada, aparece sobre todo en algunos videos como Víctima serial de 2000, fotos tomadas de carteles de Buenos Aires que van armando frases donde se deja entrever la palabra de un asesino impiadoso y vengativo. Como un cazador armado con su cámara, busca obsesivamente ese montaje que conduce un mensaje armado como un anónimo de film policial.
Dos estrellas imperdibles entre tanta cosa para decir. Las dos son instalaciones inmersivas donde aquel ida y vuelta del que hablaba al principio se vuelve claro. Still Song de 2005, contrasentido traducible como canción quieta, donde se reconoce una alusión a Lucio Fontana y susbuchi. Y Refacción que puede verse en la Universidad Di Tella, según le cuenta a Pérez Rubio: “son instalaciones que tienen dos tiempos, lo que uno supone que pasó y lo que estás viendo” y agrega “algo así como un accidente-parálisis”. En el primer caso luz y sonido lo han provocado, en el segundo la inundación, el agua ha instigado sus señales sin ser visible.
A no perderla, hay algunas actividades conectadas que lo aconsejan mejor que este texto.

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