jueves, 22 de agosto de 2013

Celebramos 30 años de Bellas Artes

30 años de Bellas Artes

Nos agrupábamos tribalmente bajo la luz de las enormes ventanas, en el entramado del laberinto de caballetes que nos miraba hacer y hacernos. Por la repetición diaria, de aquel ir y venir tan apurado, habíamos desarrollado indiferencia a la masividad del Moisés y su libro de leyes, y al estrangulamiento del Laoconte y sus hijos. El hall de entrada en el que estaban, conducía al delicioso café con sanguchito conversado de las diez de la mañana, un rincón chiquito que quizás hoy no sabríamos encontrar.

Entonces todo era nuestro; el repaso de las aventuras del fin de semana, los sueños, el arte, la esperanza, la desfachatez, la risa, los primeros amores. Ese cóctel de vida incluía también a veces mucha aridez, algún empecinamiento de un profesor para quien éramos inadecuados y viceversa, el cansancio no expresado y una mochila de miedos.

Ni parados ni colgados, no somos ni estamos todos los de entonces entre estos caballetes del hoy. Pasaron los años y quedaron amistades entrañables; algunos volvimos a vernos, otros a oírnos y a leernos, y otros nos perdimos de vista. Cada uno de nosotros, quizá evoca en este momento a alguien, maestro, amigo, ayudante, algún desconocido al que se miraba de lejos en alguna clase, y que por la razón que sea, hoy no está.

Pasados y cumplidos 30 años, volvemos a encontrarnos en el Teatro Argentino, aunados otra vez más allá de los estilos, las periodizaciones, las manchas, las líneas cabelludas, las excentricidades y los parecidos. Muchos dibujos y colores después, con la misma adrenalina de la entrega picándonos la piel y con los zapatos bailados, compartimos hoy aquí en el teatro nuestro germinal período bellasartiano.


Cielo Portas, Miami 2013.