Hay un grado de complejidad espacial que bucea la cuestión lacaniana del mirar y ser mirado, en un juego que promulga una serie de cuestiones que van al límite de la inocencia, al borde de la exhibición obsena. Parece trasmitir algunas notas del mundo interior poblado de ciertas fantasías entre eróticas y siniestras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario