Roberto Elia
Discípulo de un conceptualismo que se impone en Argentina en la década de los setenta, partiendo de la radicalidad de artistas como Víctor Grippo y pensándose a si mismo en la tradición de artistas como Marcel Duchamp y Joseph Beuys Elia mas que hacer objetos resignifica y construye elementos, "escribe discursos" encuentra coincidencias. "Tiene una predisposición a incorporar los objetos, los signos y las cosas en su polisemia latente, y a través de su nueva disposición, hacerlos manifiestos. El mundo es para el simultáneamente magia, evidencia y enigma que hacen el lazo y el laberinto de un objeto, de un continente y de una identidad hacia el otro"
Su obra va del objeto a la imagen, al signo y al texto en relaciones de reversibilidad y correspondencia. Sirviéndose siempre de materiales simples Elia puede crear una catarata de papel, darnos la sensación del movimiento de la tierra con una plomada cayendo sobre una piedra, la sensación de infinitas posibilidades de creación con una "valija de oriente" donde guarda sus instrumentos de trabajo, sus ideas y sus "disparadores" de temas.
Todos los elementos, que en cada trabajo mantienen encuentros imprevistos e inusitadas relaciones , reaparecen en forma recurrente en sus obras. Hace mucho tiempo que trabaja en forma recurrente con el broche de colgar ropa. Con su quehacer lo transforma en símbolo de la magia del arte.
Este pequeño y funcional objeto cotidiano que agarra y retiene deja de ser utilitario y pasa a representar la figura del doble, de la diferencia sexual y de lo andrógino. Roberto Elia recrea figuras en situaciones como el dialogo, el abrazo, la pareja con el hijo, el arco a punto de disparar la flecha, el cuerpo que descansa, el plumin que va a escribir, pájaro, paréntesis, personaje, letra, alfabeto. En esta muestra los broches son personajes de las cartas del tarot que en diversas combinaciones, donde el significado de cada carta varia de acuerdo al lugar que ocupa y a las cartas que la preceden y las que la siguen, nos recuerdan las ricas historias de Il Castello dei destini incrociati de Italo Calvino.
Irma Arestizabal
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